Ser un buen tester no solo se trata sobre tener conocimientos técnicos de la calidad del software, también es esencial contar con habilidades blandas que complementen su trabajo y enriquezcan su rol. Estas habilidades son fundamentales para interactuar de manera acertada y colaborativa con otros miembros del equipo, comprender las necesidades del cliente y garantizar que el producto final cumpla con la calidad.
Por eso, más que una opción, dominar estas habilidades blandas se vuelve una ventaja clave:
- Pensamiento crítico:
Es la capacidad de encontrar soluciones innovadoras, la cual permite a los tester analizar varios escenarios, identificar posibles errores y mitigar riesgos al evaluar la información de manera objetiva. Cultivar el pensamiento crítico fortalece el proceso de calidad, lo que lleva a evaluar la información de manera objetiva asegurando que el software cumpla con los estándares de calidad y funcionalidad.
- Comunicación efectiva:
La comunicación es una habilidad esencial para un tester, ya que el éxito de un proyecto de desarrollo de software depende en gran medida de la precisión y calidad con que se transmiten las ideas, no solo a la hora de reportar hallazgos y comentar del progreso de las pruebas, sino también al construir relaciones solidas dentro del equipo.
Sabemos que hoy en día el auge de las metodologías ágiles resalta la importancia adaptarse a los cambios, una persona adaptable no se detiene frente a los impedimentos, por el contrario, ve las dificultades como oportunidades para crecer y aprender, esta flexibilidad permite no solo superar obstáculos sino también optimizar procesos y mejorar resultados.
- Empatía:
Esta habilidad permite comprender las necesidades y las expectativas de los usuarios, al ponernos en el lugar del otro, esto puede generar diseños de pruebas exitosos y mejorar la experiencia con el usuario al sentirse comprendido.
- Liderazgo:
El liderazgo no solo es una habilidad de los gerentes o Scrum Máster, tener liderazgo es poder tomar la iniciativa, guiar mediante la experiencia a la toma de decisiones, dar asesoramiento para mejores prácticas y brindar el acompañamiento a las personas del equipo para crecer.
- Atención al detalle:
Es una habilidad fundamental, ya que permite detectar inconsistencias en el comportamiento del software, errores de lógica, o problemas de usabilidad que pueden no ser evidentes a simple vista. Un tester minucioso identifica patrones en los errores y documenta meticulosamente los hallazgos proporcionando información valiosa y contribuyendo a la calidad del producto y la satisfacción del cliente.
- Gestión del tiempo:
Es la organización y planificación de este de manera eficiente, esta habilidad permite mejorar la productividad, velar por el cumplimiento de las tareas por medio de la priorización, manteniendo el enfoque mediante la planeación de tareas o definición del proceso de finalización.
- Resolución de conflictos:
Cuando en un equipo de trabajo surgen desacuerdos o malentendidos, es necesario tener la capacidad de abordar estos conflictos de manera constructiva, manejándolo con inteligencia emocional, sin tomarse nada personal, buscando soluciones que beneficien a los involucrados y sobre todo al proyecto, para fomentar el trabajo en equipo.
Al desarrollar y fortalecer cada una de estas habilidades blandas, un tester no solo mejora su despeño individual, también motiva a su equipo de trabajo a mejorar, y contribuir al éxito general del proyecto, habilitando a nuestros aliados con entregas de calidad que prioricen la satisfacción del cliente, haciendo que el mundo funcione mejor a través del software.
La técnica abre la puerta, pero las soft skills te hacen avanzar. Empieza a cultivarlas y transforma tu manera de hacer testing ¡Únete a la comunidad de testers SQA!