Si hay algo que está claro para el 2026, es que la calidad dejará de ser un paso al final del proceso y se convertirá en un diferencial competitivo. Ahora las compañías ya no buscan solo detectar errores, quieren prevenirlos, automatizar la calidad, tomar decisiones de negocio basadas en datos y garantizar que sus plataformas soporten el ritmo de la transformación digital.
Es ahí donde aparece un concepto que será protagonista el próximo año: Quality Engineering (QE). Pero antes de seguir, dejemos algo muy claro, en SQA creemos que el QE no reemplaza al QA. Más bien, lo impulsa. De hecho, la Ingeniería de Calidad existe gracias a que el QA hizo bien su trabajo durante años. Ahora hay que avanzar de nivel.
¿Qué es el QE?
Para entender por qué el QE será tan importante en 2026, primero debemos reconocer el valor que el QA ha aportado históricamente al desarrollo de software. El Aseguramiento de Calidad ha sido, y sigue siendo, la base del software seguro, escalable y de alta calidad. Gracias a su desempeño en: pruebas funcionales, análisis y diagnóstico de errores, verificación del cumplimiento de requisitos, validaciones de regresión, evaluación de experiencia del usuario, control de riesgos operativos y de ciberseguridad, no hay una empresa de avanzada que pueda sostenerse sin QA.
Lo que hace el Quality Engineering (QE) no es eliminar estas prácticas, sino expandirlas y reforzarlas. El QE incorpora todo lo que QA ya hace bien y lo potencia con:
- Ingeniería.
- Automatización avanzada.
- Analítica y métricas.
- Monitoreo continuo.
- Cultura DevOps.
- Rendimiento.
- Seguridad.
- Trabajo colaborativo multidisciplinario.
Podemos resumirlo así:
QA = garantizar calidad
QE = diseñar calidad + automatizarla + medirla + sostenerla continuamente
El QE es, en esencia, el QA llevado al siguiente nivel. La ingeniería de calidad no compite con el QA. Lo eleva y lo posiciona como un actor estratégico dentro del negocio digital.
¿Por qué el 2026 será el año del QE?
- La velocidad del negocio exige calidad integrada
Las compañías ya no pueden esperar al final del sprint para validar todas las funcionalidades. Los ciclos son cortos, los lanzamientos son constantes y los usuarios no perdonan errores. EL QE responde a esto integrando la calidad desde las fases tempranas del diseño, la arquitectura y el desarrollo. El QA sigue ahí, pero ahora participa más temprano y con mayor impacto.
- La automatización dejó de ser “un extra”
La automatización se volvió parte natural del proceso. Desde pruebas generadas por IA hasta creación de datos sintéticos y pipelines que ejecutan validaciones en cada commit, el QE permite que el QA se libere de tareas repetitivas y se enfoque en análisis, estrategia y experiencia del usuario.
- La calidad ahora también se mide en producción
El ciclo no termina cuando se despliega. Con prácticas de Shift-Right, el QE incorpora monitoreo, análisis de logs, evaluación de rendimiento y pruebas en ambientes reales. Esto permite anticipar fallos antes de que escalen y optimiza la experiencia del usuario con datos reales.
- La calidad se volvió una conversación indispensable de negocio
Hoy, un defecto impacta directamente ingresos, reputación y conversión. El QE ayuda a conectar decisiones técnicas con resultados reales del negocio, transformando la calidad en un pilar estratégico para empresas de ecommerce, retail, banca y fintech.
El mensaje para 2026 es claro, no es QA vs QE. Es QA evolucionando hacia QE.
La calidad dejó de ser una casilla de verificación y se convirtió en un sistema vivo, continuo y estratégico. Las compañías que entiendan esta transición serán más sólidas, rápidas, competitivas y capaces de ofrecer experiencias digitales de alta calidad.
El QA no desaparece, se transforma en Ingeniería de Calidad. Se vuelve más estratégico, más inteligente y más conectado con el negocio.
El 2026 no será el año en que el QA termine, será el año en que empiece su mejor versión. ¿Listo para convertir tus ideas en resultados? En SQA entendemos tu visión, haz clic aquí y contáctanos.